Unas extrañas situaciones de la vida me llevaron a los cabos una semana después del huracán odil.
Desde el acceso fue un poco difícil por que el aeropuerto de los cabos quedo destruido así que llegue a la Paz y en carretera a los cabos, en el camino se veían trailers volteado, negocios destruidos, estructuras en el suelo, pero al llegar a los cabos la situación era mucho peor, y no sólo por los Obvios destrozos del huracán y que no hay tiendas, si no por la misma gente de aquí, que se encargó de destrozar la vida de muchos habitantes de su comunidad, con robos, y saqueos a todo cuanto se encontraban.
Los daños de los edificios es impresionante fuimos al pedregal y es como si no hubieran tenido nunca ventanas, las tejas se convirtieron en misiles y la arena en pequeñas municiones que levantaron cuanto pudieron así como lo hacen las pulidoras de acero con arena...
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