Hay muchas formas en las que puedes volver loco a un perro y probablemente ni siquiera estás consciente de ellas. Así que si quieres ser el mejor amigo de tu perro, descubre cómo puedes arreglar tus molestos hábitos.
Los perros intentan ser nuestros mejores amigos, pero se los hacemos muy difícil a veces. Aquí hay algunas de las cosas que pueden hacer que un perro se cuestione si quiere seguir siendo tu mejor amigo o si quiere separarse para siempre de ti.

 1. Usar palabras más que lenguaje corporal

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Somos una especie vocálica. Amamos hablar y hablar, incluso a nuestras mascotas, quienes no pueden entender la mayoría de lo que decimos. Puede que los perros puedan deducir lo que algunas palabras significan –caminata, comida, juguete, vete– y quizás pueden incluso aprender cientos de palabras como lo han hecho algunos border collie. Pero no pueden entender el lenguaje humano. En lo que confían para descifrar qué es lo que decimos, es en nuestro lenguaje corporal. Los perros han evolucionado y se han vueltos expertos en descifrar el lenguaje corporal de los humanos y pueden deducir qué estás pensando y sintiendo incluso antes de que tú mismo te des cuenta. Pero fácilmente les enviamos señales cruzadas si solo nos fijamos en lo que sale de nuestras bocas  y no en lo que dicen nuestros cuerpos.
Si vas a cualquier clase de entrenamiento de perros para principiantes, verás a muchas personas diciendo una cosa, haciendo otra y a un perro confundido intentando saber qué es lo que les estás pidiendo. Por ejemplo, decirle a un perro “quieto” mientras te inclinas hacia el perro y estiras una mano como un policía deteniendo el tráfico, en lenguaje corporal realmente significa una invitación a que el perro venga hacia ti. Pero cuando lo hace, recibe un reto por no hacer caso a la instrucción de quedarse quieto ¡Es muy confuso!
Un buen experimento (y algo que tendrá a tu perro suspirando de alivio) es intentar pasar todo un día sin decirle una palabra, tratando de comunicarte solo con tu cuerpo. Te darás cuenta de cómo “hablas” sin darte cuenta, de cómo usas tus movimientos y posición corporal para tener la respuesta que necesitas de tu perro durante el entrenamiento y de cómo comienzas un acto de comunicación sin emitir un solo sonido.
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Si bien es posible que ames poner tus amorosos brazos alrededor de un peludo amigo canino, la mayoría de los perros odian los abrazos. Nosotros, como primates que somos, pensamos que los abrazos son  maravillosos y expresan apoyo, amor, alegría y otras emociones. Es normal para nosotros abrazar algo y apretarlo, ya que solo significa cosas positivas. Pero los perros no evolucionaron de esta forma. Los perros no tienen brazos y no abrazan. Más que sentir camaradería, si un perro pone su pata o garra en la espalda de otro perro, esto es considerado un acto de dominación.  Sin importar cuáles son tus intenciones cuando lo abrazas, el perro ve el acto de abrazar como un intento de hacer valer tu poder sobre él.
Muchos perros lo tolerarán de forma agraciada –el rostro sonriente  del golden retriever de la familia con un niño abrazándolo viene a mi mente–. Pero algunos perros se sentirán amenazados, asustados, o simplemente odiaran como se sienten y de hecho, que un niño abrace a un perro es una de las razones más comunes de mordidas. Además, el mismo perro que disfruta de los abrazos de una persona puede reaccionar de forma completamente diferente con otro miembro de la familia que intente hacer lo mismo. Sería muy difícil encontrar un perro que realmente disfrute o busque los abrazos.
Si te preguntas si tu perro odia los abrazos,  simplemente fíjate en su lenguaje corporal cuando vayas a hacerlo. ¿Se pone tenso? ¿Aleja su cabeza de ti? ¿Evita el contacto visual? ¿Lame sus labios? ¿Mantiene su boca cerrada? ¿Se retraen sus oídos? Todas estas son señales de que un perro no está cómodo. Y sí, el que un perro lama sus labios mientras alguien lo abraza no es una muestra de que está sobrecogido de amor. Está de hecho mostrando su comportamiento sumiso, e incluso nervioso. Así que la próxima vez que quieras abrazarlo, fíjate muy bien si el perro está de acuerdo o no. Porque al fin de cuentas, estás poniendo tu cara justo al lado de un set muy afilado de dientes.

3. Acariciar el rostro de un perro o darle palmaditas en su cabeza

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¿Te gusta que te den golpecitos en la cabeza? Creo que no. Que alguien extienda su mano y te de un golpecito en la cabeza, sin importar con cuanto amor lo haga, es algo que no muchos disfrutan. Es molesto y puede ser incluso algo doloroso. Y realmente no nos gusta que personas extrañas se acerquen a nuestros rostros. Supongo que tu reacción sería tirar tu cabeza hacia atrás y alejarte y ponerte un poco tenso debido a la invasión a tu espacio personal. Y sin embargo, muchos humanos creen que a los perros les gusta que les den esos golpecitos. La verdad es que si bien hay muchos perros dispuestos a aguantar esto, si es alguien a quien conocen y en quien confían, la mayoría de los perros no lo disfrutan.
Puedes darte cuenta que incluso el amado perro de tu familia se aleja un poco cuando acercas tu mano para acariciar su rostro. Te lo permite porque eres el jefe, pero no le agrada. Es un problema de espacio personal para los perros tanto como lo es para nosotros. Es por esto que los padres responsables le enseñan a sus hijos a acariciar gentilmente la espalda de los perros, pero no a dar palmaditas y definitivamente, a no hacerlo cerca de sus rostros. Si realmente quieres recompensar a tu perro por ser genial, no le pegues en la cabeza sino más bien sóbales la espalda y termina acariciándoles cerca de la cola. Te lo agradecerán.

 4. Caminar hacia un perro desconocido mirándolo a los ojos

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Todos sabemos lo poderoso que es el contacto visual. Si bien podemos ver el mantenerlo como algo de importancia, como una señal de confianza o de concentración, también tenemos que tener presente que el contacto visual prolongado puede alterar los nervios, ser incómodo y resultar dominante para tu mascota. Es desagradable cuando un desconocido nos mira a los ojos ininterrumpidamente, especialmente mientras se acerca ¿Cuál es su intención? Tenemos que leer el resto de su cuerpo para obtener pistas.
El contacto visual es parte de lo que muchas especies hacen para establecer dominancia. Y los humanos usamos los detalles más pequeños del rostro –la suavidad o dureza de los músculos que rodean los ojos y boca– para determinar si la mirada es amigable o no. E incluso entonces, ¡sigue siendo desagradable que un extraño nos mire! Los perros sienten lo mismo. Cuando miras a un perro desconocido a los ojos, sin parpadear, aunque estés sonriendo y tratando de parecer cálidos para ellos, el perro probablemente lo está viendo como un acto de dominancia o agresión.  Pueden responder de forma sumisa –mirando hacia otro lado, acostándose de espalda– o pueden retroceder y comenzar a ladrar. De cualquier modo, para la mayoría de los perros, un extraño que los mira a los ojos mientras se acerca no es una situación agradable.
Si quieres saludar a un nuevo perro en una forma agradable para ambos, acércate con tu cuerpo en un pequeño ángulo (no con tus hombros de frente  y hacia el perro), tus ojos levemente hacia otro lado  y habla tranquilo y con una voz calmada. Todas estas señas corporales de amistad ayudarán a un perro a entender que no quieres dañarlo. Puede que el perro aún no quiera nada contigo, pero por lo menos no te le acercaste de una forma que lo asuste y que pudiese causar una reacción defensiva o agresiva.

 5. No dar estructura ni fijar reglas

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Los perros quieren, necesitan y aman tener reglas. Puede que pienses que tener reglas estrictas hace la vida aburrida o infeliz para tu perro. Pero ellos realmente quieren saber qué deben hacer de acuerdo a su líder. Y realmente, no es tan difícil que los humanos entiendan esto. Los niños aman tener un grupo consistente de reglas que seguir y no les va tan bien en ambientes  en donde los dejan en completa libertad.  Piensa en los niños amables y bien comportados que conozcas y a los niños malcriados que no tienen habilidades sociales o que arman escándalos cuando no obtienen lo que quieren ¿Cuáles de ellos son los que tuvieron reglas y límites constantemente reforzados?  Y ¿cuáles tienden a ser más consistentemente felices? Con los perros pasa algo muy parecido. Las reglas hacen que la vida sea más predecible, menos confusa y mucho menos estresante.
Y hablando de confusión, los perros no entienden el concepto de las reglas. No entienden que se les permita saltar sobre ti cuando estas con ropa común y corriente pero que no está permitido cuando estás vestido para ir a trabajar. No entienden que se les permita estar en el sofá después de un baño pero no después de jugar en el lodo. Además, decirles “no” cuando rompen una regla y no hacer algo para que el perro deje de hacer lo que está haciendo (aprendiendo así la regla) no cuenta. Los perros disfrutan saber cuáles son los límites y cuando pasas tiempo reforzándolos de forma consistente con recompensas positivas, también ayudas a que confíen en ti como líder. El que pongas reglas hace que tu perro sea muy feliz.

 6. Obligar a tu perro a interactuar con perros o personas que claramente no le agradan

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Así como muchas otras especies, los perros tienen sus mejores amigos y también enemigos. Es fácil ver que hay perros –y podemos verlo en las personas también– con los que otros perros quieren pasar tiempo y que hay otros con quienes preferirían no asociarse. Aún así, hay muchos dueños de perros que niegan esto o simplemente fracasan en leer las señales que sus perros les envían. Es común que dueños demasiado entusiastas presionen a sus perros (a veces, literalmente) a situaciones sociales en parques de perros en las que estos preferirían irse a casa. O que permitan a desconocidos acariciar a su perro a pesar de que este muestra claras señales de querer estar en paz.
Es importante darse cuenta de que hay una diferencia entre dar un estímulo positivo a un perro que es tímido, que a uno que esté asustado, el cuál es más susceptible a reaccionar. Hay que dar pequeños pasos para que salgan de su zona de comodidad y recompensarlos por cualquier cantidad de calma que muestren. Un comportamiento social feliz es importante para que lleven una vida balanceada. Pero es vital para la seguridad y sanidad mental de tu perro el saber reconocer la diferencia entre estímulos gentiles y basados en recompensas y no forzar una interacción.Cuando se presiona demasiado a los perros en estas situaciones sociales, es más probable que se desquiten con una mordida o pelea.Han dado pista tras pista –ignorando, evitando, incluso quizás gruñendo– y finalmente ya han tenido suficiente. Ahora te dan el mensaje completo con sus dientes. Lo que es incluso peor, es que su confianza en ti como líder protector se ve reducida y ahora tendrán más asociaciones negativas con el parque, alguna persona o perro, o un escenario social en general. Así que hazle un favor a tu perro: lee su lenguaje corporal cuando no quiere estar cerca de ciertos individuos y no lo obligues.

 7. Salir a caminar sin tener la oportunidad de explorar y olfatear

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Hay caminatas y caminatas. Definitivamente es importante que tu perro sepa cómo caminar de forma obediente con su correa. Sin embargo, también es importante permitirle tener algo de tiempo para explorar sus alrededores mientras camina de forma obediente con su correa. Los perros ven con sus narices y le dan tanta importancia a su sentido del olfato como los humanos se lo damos al de la vista para interpretar el mundo que nos rodea. Probablemente es correcto decir que los perros aprecian el olor del tronco de un árbol de la forma en que nosotros apreciamos un hermoso atardecer. Los perros detestan no poder apreciar el mundo aunque sea unos minutos al día y muy a menudo a los humanos nos interesa salir a caminar por los egoístas motivos de ejercicio personal o  lo hacemos solo para llevar a las mascotas “al baño”. Tomamos la misma ruta de siempre, a menudo sin hacer ninguna variación o sin buscar entretención, muy apurados para volver a casa.
El sentido del olfato es la forma que tiene un perro para percibir el mundo que lo rodea y a veces están simplemente desesperados por una oportunidad de olfatear profundamente. Haz un favor a tu perro y dedica una de tus caminatas diarias para una “caminata de olfateo” –ve lentamente y permítele absorber el mundo con su nariz. Ve a un lugar completamente nuevo, explora diferentes barrios o caminos, deja que tu perro olfatee hasta que llene sus pulmones, incluso si es solo por unos minutos antes de continuar. Para ayudar a tu perro a reconocer la diferencia entre una caminata en la que debe ser obediente y permanecer a tu lado y en una en la que sea libre de explorar, podrías tener una mochila o arnés especial que solo uses en las “caminatas de olfateo”. Simplemente asegúrate de que sea algo muy diferente de su collar y correa de siempre para que las distintas intenciones de las caminatas sean obvias para tu perro. Estas caminatas son una oportunidad maravillosa para que tu perro  tenga algo de estimulación mental y sensorial que necesita para que la vida siga siendo interesante para él.

8. Mantener la correa tirante

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Tal como los perros pueden leer de forma increíble nuestro lenguaje corporal, también son increíbles lectores de nuestros niveles de tensión, incluso a través de la correa. Al mantenerla tirante, elevas el nivel de estrés, frustración y excitación de tu perro y a la vez, para ti. Se lo que debes estar pensando: “No quiero tener la correa tirante, pero debo hacerlo. Mi perro es quien tira, ¡no yo!” Pero es por esto que es tan importante el enseñarle al perro a caminar con una correa suelta.
Se transfiere una gran cantidad de energía entre tu perro y tú a través de esa pequeña tira de cuero. Al mantener  la correa poco tensa, le haces saber a tu perro que todo está muy bien, que no hay motivo para sentirse preocupado. Con la cuerda suelta le dices a tu perro que estás calmado y que tienes todo bajo control y así él puede sentirse libre de estar calmado también. De forma contraria, al mantener la cuerda tensa le envías a tu perro el mensaje de que estás tenso, nervioso, alerta, listo para pelear o huir y tu perro responde de la misma forma. Tal como a ti no te gusta que te tironeen, a tu perro no lo agrada que le tires de la correa constantemente, manteniéndolo en estado alerta. También están muy consientes de que no pueden escapar de ti incluso si piensan que lo necesitan. Es más probable que un perro caminando en una correa tensa ladre o reaccione incluso en las situaciones sociales más leves. Pero es más probable que un perro que puede caminar con una correa suelta esté más tranquilo. Esto es algo difícil de dominar y algo que la mayoría de los dueños de perros pueden no querer hacer, pero es importante tener caminatas agradables con un perro relajado.

9. Estar tenso

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La correa tensa no es la única forma que tiene tu perro para darse cuenta de cómo te sientes. Puedes darte cuenta que una persona a tu alrededor está tensa, aún si no lo demuestra a simple vista. Los perros tienen la misma capacidad. Mientras más estresado y ansioso estés, más lo estará tu perro. Y a ellos, tal como a nosotros, no les gusta sentirse así. Puede que ahora pongas tus ojos en blanco, pero la próxima vez que tu perro actúe frustrado y tenso, evalúate a ti mismo ¿Te has sentido así en los últimos minutos, horas, o días? Tu perro puede estar actuando como espejo. Si necesitas una razón para meditar, te doy una buena: ayuda a calmar a tu perro.

10. Que seas aburrido

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¿Sabes cómo se siente el estar obligado a pasar tiempo con alguien que es completamente aburrido? Piensa. Recuerda cuando tenías que acompañar a tus padres a hacer trámites de adultos, ninguno de los cuales incluían una visita a una juguetería o parque, por supuesto. Recuerda ese sentimiento de apenas poder estar quieto, queriendo quejarte y gruñir. No podías tomar parte de las conversaciones de los adultos, las cuales de todas formas eran aburridas y te hacían quedarte quieto y en silencio. ¡Pero sólo querías moverte!  Correr un poco en la calle o hacer cualquier cosa para acabar con la monotonía. Así se siente tu perro cuando estas ocupado siendo un adulto aburrido. Los perros aborrecen estar aburridos ¡Y es difícil no serlo! Llegamos a casa desde el trabajo y queremos despejarnos, hacer algunas tareas caseras, la cena y tirarnos en el sillón a relajarnos. Y eso es lo más molesto que les podemos hacer a nuestros perros quieneshan estado esperándonos todo el día para que finalmente juguemos con ellos.
Si tu perro está siendo problemático –metiéndose en cajas o armarios, comiendo zapatos o masticando las patas de las mesas–  lo que básicamente está haciendo es demostrarte lo aburrido que está. Afortunadamente, hay una forma fácil y rápida para solucionar esto: juegos de entrenamiento.Enseñarle un nuevo truco a tu perro, repasar los antiguos, jugar a “encontrar” su juguete favorito, o salir y usar una caminata como una oportunidad para ganar agilidad urbana son formas de estimular ambas la mente y cuerpo de tu perro. Una hora de entrenamiento equivale a un par de horas jugando un repetitivo juego de tirar y atrapar en términos de cansar a un perro. Si bien el ejercicio y las caminatas son importantes, añadir algo de juegos mentales hará que tu perro esté felizmente cansado. Incluso solo unos 15 a 30 minutos diarios harán una gran diferencia.

11. Molestarlos

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Esto debería ser obvio, por lo cual no le daremos muchas vueltas al asunto. Pero vale la pena mencionarlo porque muchas personas aún lo consideran gracioso. No le ladres a un perro que veas en la calle. No los saludes ni les hables cuando te ladren por detrás de una puerta o ventana. No tires de sus colas. La lista sigue y sigue, pero en resumen no hagas algo que sabes que molesta a un perro sólo porque lo consideres gracioso. No lo es para el perro y puede llevar a serios problemas de conducta y quizás, merecidamente, te llevarás de recuerdo unas marcas de sus afilados dientes.