miércoles, 22 de octubre de 2014

Gehry, el arquitecto artista



Con 85 años, diseñando sombreros para Lady Gaga o joyas para Tiffany’s al tiempo que reinventa la capacidad expresiva de los rascacielos, Frank Gehry (Toronto, 1929) es el icono de la arquitectura icónica, el más osado entre los más creativos. Premiarlo con el Príncipe de Asturias de las Artes implica valorar esta disciplina como él mismo siempre la ha defendido: como un arte por encima de cualquier otra implicación o consecuencia. En ese sentido la decisión del jurado es o valiente... o inconsciente. Perpetuando el reconocimiento al componente plástico —por encima de valores sociales o económicos— contrasta con la línea actual de la arquitectura, que busca contactar con la sociedad transformándose en una disciplina más necesaria que visual.
Desde Santa Mónica, en Los Ángeles, Gehry admite que el Príncipe de Asturias es un reconocimiento completo a toda su carrera. Pero señala que el Pritzker que recibió en 1989, antes de diseñar el Guggenheim de Bilbao, fue un premio valiente que a él le sirvió de aliento, reforzó su elección. Asegura estar contento con el galardón “pero espero que no sea el último”, dice por teléfono: “Que quede claro que yo sigo trabajando”.


El Guggenheim Bilbao, una de las grandes obras de Gehry (1997). / GONZALO AZUMENDI
Explica que todavía considera el Guggenheim una obra clave en su trayectoria. “Los proyectos son como hijos y el que estás criando en cada momento es el favorito. Pero es cierto que el Guggenheim creyó en mí. Fue fundamental en mi carrera. Espero haber ayudado igualmente a Bilbao”. Tanto es así que, cuenta, el año pasado celebró, el 29 de febrero, su cumpleaños en el museo. “Cenamos allí con políticos y amigos. Fue bonito volver a verlo”. Respecto al nuevo premio, no considera que recibirlo sea un reconocimiento a su manera artística de entender y defender la arquitectura: “ha habido varios arquitectos premiados con el Príncipe de Asturias y cada uno representa una opción. La mía es la artística, pero estoy convencido de que el arte está en los ojos quien mira”.
Con todo, el talentoso autor del museo bilbaíno —posiblemente su mejor trabajo, aunque la crítica estadounidense se inclina por el posterior Auditorio Disney de Los Angeles (2003)— es hoy, indiscutiblemente, una marca. Amigo de cantantes y actores y convertido en “el arquitecto más importante de nuestro tiempo”, según la revista Vanity Fair —que la web Gehry Technologies cita como referencia—, el canadiense ha llegado a ser un personaje de los Simpson (en concreto un arquitecto que veía cómo su auditorio se convertía en prisión) y es conocido, y celebrado, por el gran público. Algo insólito para un proyectista vivo.


La Torre Beekman en Nueva York, inugurada en 2010. / RICHARD GRAY (CORDON)
Afincado en Santa Mónica (California), donde construyó ayudándose de materiales de ferretería su propia vivienda en 1978 —un proyecto que le reportaría fama mundial— Gehry celebró su 82 cumpleaños en Nueva York, en el piso 76 de la Torre Spruce (2010), su primer rascacielos y el primer inmueble que —aceptando la inminente densificación de los centros urbanos— apostó por romper la geometría y llevar una expresión orgánica a las fachadas de los edificios en altura. ¿Qué arquitecto del mundo festejaría su cumpleaños con Bono, el cantante de U2? Aquel 29 de febrero, a sus amigos de siempre, entre ellos el escultor pop Claes Oldenburg o el pintor Chuck Close, se unieron sus compañeros de estatus: la actriz Candice Bergen o el citado Bono. El arquitecto dijo entonces que levantar un rascacielos en Manhattan —“la ciudad a la que mi padre llegó como inmigrante”— era importante para él.
Y es que, a pesar de ser un proyectista sumamente osado, Frank Gehry arrastra una biografía de miedos. Dejó de ser Frank Owen Goldberg para convertirse en Gehry en 1954, cuando tenía 25 años y dos hijas. Y aunque Wikipedia asegura que su primera mujer le impulsó a cambiarse el nombre, él ha explicado que lo hizo por miedo a que esas hijas de su primer matrimonio sufrieran, por ser judías, el acoso que él había padecido de niño en Toronto.


Bodegas y hotel para la firma Marqués del Riscal, en Elciego (Álava), construidos en 2007. / L. RICO
Tras décadas firmando edificios cúbicos y blancos, hijos del movimiento moderno, Gehry encontró su oportunidad transformando su casa. Corrían los últimos años de la década de los setenta, tenía 50 años y se atrevió a ser un arquitecto-artista. Basta verlo trabajar, retorciendo una maqueta en lugar de dibujar un croquis como primera aproximación a un proyecto, para apreciar que siempre ha sido un escultor que estudió arquitectura. El nuevo Gehry fracturó el espacio del Museo Aeroespacial de Los Angeles (1984) y colgó de esa fachada un jet para convertir el edificio en anuncio. Por entonces, el escultor Claes Oldenburg, que había realizado los gigantescos binoculares que singularizaron el edificio para la agencia de publicidad Chiat/Day que Gehry firmó cerca de su casa (hoy llamado Binoculars Building) lo recomendó en Alemania. Allí diseñó el Vitra Design Museum, su primer encargo europeo (1989). Ese edificio revolucionó la productora de muebles hasta el punto de que tiró por tierra el plan general que había encargado a Nicholas Grimshow y pasó a coleccionar los primeros inmuebles europeos de creadores insignes como Zaha Hadid o Tadao Ando. Así, cuando ese mismo año consiguió el premio Pritzker, Gehry aún no había firmado los edificios que le reportarían fama fuera del ámbito arquitectónico y que colocarían a Bilbao entre los destinos del mundo. La ciudad española sacó lo mejor del arquitecto, pero esa valentía tuvo una mala digestión —conocida como efecto Guggenheim— al despertar la envidia de los alcaldes menos imaginativos decididos a inaugurar sus propios monumentos.
Por eso hoy, cuando algunos de sus edificios no encuentran consenso a la hora de ser juzgados como los más creativos o los más torturados, la acusación de autoparodiarse lo persigue en la prensa especializada. Los cuerpos encorsetados del Stata Center (2004) en Cambridge (Massachusetts) recuerdan a la Casa Danzante (1996) que mira al Moldava en Praga. Más allá del alcance del eco estilístico del arquitecto, el Massachusetts Institute of Technology, MIT, lo denunció cuando el mencionado Stata Center se agrietó y se llenó de goteras.
Entre encargos, reconocimiento, premios y críticas, Frank Gehry se ha cansado de repetir que la expresión de sus trabajos no es un capricho sino el resultado de rigurosas investigaciones. Para investigar fundó una empresa que calcula los volúmenes imposibles de proyectos como los suyos. Gehry Technologies ofrece sus servicios a quienes no se conforman con la frialdad moderna. Se podría decir que hoy esa empresa es el laboratorio que, a finales de los 70, fue su propia casa en Santa Mónica. Puede que limitar la expresión plástica llegue a apartar de la arquitectura a talentos creativos como el de Gehry. En cualquier caso, más allá de su efecto, el Guggenheim dejó bien claro que no todo el mundo es capaz de diseñar un Guggenheim.

Entrevista a Frank Gehry

“Soy demasiado viejo para sentirme intimidado”



Frank Gehry recibe mañana el Premio Príncipe de Asturias de las Artes

El arquitecto acaba de construir la Fundación Vuitton en Paris



El arquitecto Frank Gehry. / BERTRAND LANGLOIS

En la primera planta del Centro Pompidou, todo el mundo desea sus cinco minutos con Frank Gehry (Toronto, 1929). Le ríen las gracias, le persiguen por todos los rincones, se toman selfies junto a él y le agarran del brazo para apartarlo de la multitud. El arquitecto se deja llevar, exhibiendo una sonrisa inoxidable y esquivando las decenas de maquetas que forman parte de la retrospectiva que le dedica el museo. Hasta que, unos minutos después, lo descubrimos derrotado, sentado en el único punto ciego donde podrá tener algo de paz. Al descubrir que tiene visita, se reincorpora. “Pregúnteme lo que quiera”, solicita con otra sonrisa.

El artista recibe el Premio Príncipe de Asturias de las Artes
A los 85 años, el arquitecto se ha convertido en protagonista de la temporada cultural en París. Además de la muestra en el Pompidou, acaba de inaugurar la nueva Fundación Louis Vuitton, deslumbrante templo de cristal que acogerá el último arte contemporáneo en la zona oeste de la ciudad. Su viaje a Europa está comportando “una agenda cargada”, como reconoce. Gehry también recibirá mañana el Premio Príncipe de Asturias de las Artes. “Fue una sorpresa. La verdad es que no sabía mucho sobre el premio, pero me sentí honrado”, confiesa. “Cuando supe quién formaba parte del jurado, todavía me gustó más. Será una buena ocasión para conocer a los Reyes”.
El jurado —en el que figuran personalidades de la cultura como Enrique González MachoElena OchoaBenedetta TagliabuePatricia Urquiola, Carlos Urroz y Miguel Zugaza— le concedió el galardón por “la relevancia y la repercusión de sus creaciones, con las que ha definido la arquitectura en el último medio siglo”. Gehry superó a otros finalistas como el videoartista Bill Viola, el arquitecto Toyo Ito, la cineasta Agnès Varda y el compositor Arvo Pärt. Según el acta del jurado, mereció el premio, recompensado con 50.000 euros, por su “juego virtuoso con formas complejas”, al servicio de una arquitectura “de carácter abierto, lúdico y orgánico”.

Tras construir la Fundación Vuitton, el Pompidou le dedica una muestra
A Gehry, todo eso parece darle bastante igual. En el fondo, este canadiense de nacimiento y californiano de adopción preferiría pasar sus tardes navegando frente a su casa de Santa Mónica, primera construcción que le catapultó a una gloria tardía, que llegó cuando había superado los cincuenta. “Solo navego una vez a la semana. Es el único momento en el que dejo de trabajar”, parece lamentar. ¿Le sobrecogen tantos premios y elogios desmedidos? “Soy demasiado viejo para sentirme intimidado, pero es verdad que, a veces, tanta atención acaba siendo demasiado”.
Pese a todo, Gehry no tiene ninguna intención de jubilarse. “Aunque quisiera no me dejarían, ¿verdad?”, pregunta apuntando a su asistente, una mujer con traje de chaqueta que pone cara de circunstancias. “Aún disfruto de este oficio, aunque no sea perfecto. He tenido mis altos y bajos, pero todavía me gusta”, reconoce. ¿Cuál fue el último desplome de moral? “Hace poco. Estamos teniendo problemas con el Einsenhower Memorial”, dice Gehry, en referencia al edificio que lleva cinco años intentando levantar en Washington. “El proyecto está financiado por un tipo muy derechista que me está haciendo la vida imposible [el filántropo Richard Driehaus]. Pero no me rendiré. Cuando se presentan dificultades, contraataco de todas las maneras que conozco. Físicamente no, aunque lo haría si fuera necesario”.

He tenido mis altos y bajos pero todavía disfruto de este oficio
Frank Gehry
Entre otras muestras de su modernidad mutante, la exposición apunta al Guggenheim bilbaínocomo su gran obra maestra. “No me haga eso. Sería como elegir a tu hijo favorito”, protesta. “Lo que puedo decir es que en Bilbao siempre me han tratado como si fuera de la familia. Supongo que es uno de esos casos en los que el éxito artístico va de la mano del triunfo económico. Sucede muy pocas veces”, lamenta. ¿Cuántas le ha sucedido a él? Gehry cuenta con los dedos de las manos. “Puede que solo dos. La otra sería el Disney Concert Hall”, afirma sobre la sede de la Filarmónica de Los Ángeles. “Pero debo decir que durante los primeros dos años no me gustó. Cada vez que iba a ver un concierto lo pasaba mal, porque me entraban ganas de cambiarlo todo”. Se le tratará de genio y de semidiós, pero Gehry reconoce padecer de múltiples inseguridades. “Me parece saludable tenerlas, e incluso necesario. No es bueno para ningún arquitecto creerse un genio”.
Al abandonar la muestra, una larga entrevista con Gehry despide al visitante. En ella, se escucha una frase al vuelo: “Nunca me he sentido legítimo”. El arquitecto recuerda sus orígenes modestos, su familia judío polaca, los niños que le ridiculizaban en la escuela y por los que terminó cambiando su nombre real, Frank Ephraim Owen Goldberg, por otro más asimilado. “Lo hice por mis hijos”, reconoció una vez. Eso es lo que late en el vientre del arquitecto.

martes, 14 de octubre de 2014

Proyecto vivienda para la villa olímpica




Proyecto Viviendas para la Villa Olimpica (Ciudad de Buenos Aires, Argentina) por Arq. Edgardo Barone y Arq. Martín Szydlowski por Estudio Materia, Arq. Mariana Baulán como asociada y la colaboracion de Tomás Smachetti y Arq. María Lourdes Silano Souto. El proyecto obtuvo el 1º Premio en el Tercer Concurso Nacional de Anteproyectos Viviendas para la Villa Olimpica. Las viviendas serán destinadas al alojamiento de los participantes de los Juegos Olímpicos de la Juventud del 2018 a realizarse en la Ciudad de Buenos Aires.
“Se propone centralizar el foco de la problemática en la propuesta y resolución de espacios comunes, mediante la configuración de éstos en escalas diversas como la barrial, la de Unidad de Gestión y la parcelaria, contemplando su relación con las propuestas ganadoras de los concursos anteriores. A su vez, se concibe a los “espacios de encuentro” como el eje de la propuesta, intentando generar lugares amigables y de perspectivas continuas, donde los usos diversos cargan de vida al conjunto, y constituyen una oportunidad para brindar una oferta de ventilación y calidad ambiental generosas tanto para sí, como para todo el conjunto”. (Arq. Edgardo Barone)
Escala barrial
Se concibe al Área de intervención como una porción del tejido de la ciudad, y cuya urbanización no se plantea como una propuesta aislada, sino integrada, continua y amigable con el entorno. Es por ello, que se entiende a las volumetrías establecidas como edificables, como una configuración de trama y espacio que permite generar un nuevo área que remite a las condiciones paisajísticas tradicionales de la metrópolis, en la cual, a través de intervenciones particularizadas, se puede enriquecer y brindar una identidad propia al conjunto sin apartarlo de su dialogo con la ciudad toda.
Unidad de gestion
Se busca una alternativa a la configuración de la manzana tradicional vinculando el centro libre de manzana con los patios de circulación de los edificios a través de pasajes a nivel de planta baja, retiros laterales en planta tipo, y espacios de expansiones pasantes presentes en diversos niveles. De esta manera se potencia la continuidad para ventilación y apertura de visuales, generando espacios amigables que invitan a recorrer los diversos espacios de encuentro.
Parcela
El concurso numero 3 plantea la existencia de predios linderos con edificios vecinos concursados en la primer y segunda instancia. Respecto de estos edificios, considerados existentes, se busca el dialogo y continuidad morfológica, paisajística y funcional. Para ello se articulan los espacios abiertos comunes planteados en las propuestas antecesoras, los retiros y las aperturas de medianeras, como así también la disposición programática, de esta manera se favorece y potencia no solo la calidad espacial sino también el uso en comunidad de la unidad de gestión.
A su vez la configuración de las parcelas se han estudiado de manera tal que permita a los futuros proyectos de los concursos siguientes la flexibilidad de poder optar por continuar con el dialogo y continuidades valoradas o bien presentar soluciones diferentes.
Si bien se proponen soluciones comunes para todos los edificios propuestos, cada caso se aborda con resoluciones particularizadas en función de aquellos aspectos singulares de cada edificio, como ser: el dialogo con aquellas parcelas existentes del concurso 1 y 2, su ubicación en función del centro libre de manzana, su condición de edificio entre medianeras o en esquina y orientaciones.
Respecto la distribución programática, en las plantas bajas se disponen los usos públicos como locales comerciales, talleres y salones de usos múltiples, articulados entre sí por el patio común y conectados a su vez con el centro libre de manzana de la unidad de gestión, de esta manera se potencian las aperturas visuales, la circulación de aire y la continuidad del espacio.
Las circulaciones horizontales se disponen en torno a los patios de los edificios, conformando un gran espacio común perceptible desde la planta baja y los espacios de encuentro, estos últimos constituyen uno de los principales ejes de la propuesta.
Espacios de encuentro
Mediante la generación de espacios comunes de encuentro, presentes en todas las parcelas concursadas, se busca focalizar en el espíritu de vida comunitaria e interacción social no sólo para los Juegos Olímpicos de la Juventud sino para el uso futuro.
Estos espacios a su vez permiten la amplitud y visuales continuas, favoreciendo el ingreso de iluminación natural y la circulación de aire en el patio interno del edificio, para ello se disponen desalineados y en diversos niveles.
Por otro lado los mismos representan un espacio de expansión de escala intermedia entre las expansiones personales propias de cada vivienda y el espacio de reunión vecinal conformado por el centro libre de manzana. La combinación de tres escalas tan variadas permite la multiplicidad de usos al aire libre y las formas de interacción social.
Vivienda
Se proponen viviendas flexibles, no solo en su armado interno, sino también a partir de la posible combinación de diferentes unidades. Esto es posible mediante a la agrupación de sanitarios, liberando el resto de la planta y permitiendo eventualmente el reposicionamiento de tabiques divisorios.
A su vez las mismas se encuentran dispuestas en forma pasante entre el espacio urbano y el patio de circulación, permitiendo así una mejor calidad de iluminación y la factibilidad de generar ventilaciones cruzadas.
Sustentabilidad
A modo de filtro solar la fachada se compone de las siguientes capas:
- Vegetación: Enredaderas con hojas caducas para filtrar sol en verano sobre todo en las fachadas expuestas al noroeste y oeste.
- Estructura metálica como soporte para la vegetación y como elemento arquitectónico a modo de baranda y protección.
- Parasoles horizontales o verticales según orientación como sistema solar pasivo (horizontales para orientación Norte y verticales para orientación Noroeste).
Por otro lado se incorporan a la propuesta criterios de diseño de arquitectura bioambiental, entre estos se destacan:
- Ventilación Cruzada: se favorece la ventilación cruzada tanto en viviendas como en los sectores públicos.
- Circulación de Aire: Se estudia la ubicación estratégica de aberturas y rejas de ventilación para favorecer las corrientes internas de aire aprovechando la diferencia de temperatura entre el aire caliente y el aire frío.
- Terrazas Verdes: En las cubiertas planas, mejora la aislación de la cubierta y genera superficie absorbente de agua de lluvia (efecto ralentizador).
- Colector Solar Plano: Para calentamiento de Agua de consumo sanitario.
- Paneles Fotovoltaicos: Para generación de energía eléctrica destinada a circuitos de iluminación.
- Recolección de agua de lluvia para alimentación de aguas grises y riego.
Ficha tecnica
Nombre: Viviendas para la Villa Olimpica
Ubicacion: Ciudad de Buenos Aires, Argentina
Autores: Arq. Edgardo Barone y Martín Szydlowski por Estudio Materia
Asociada: Arq. Mariana Baulán
Colaboradores: Tomás Smachetti, Arq. María Lourdes Silano Souto
Concurso: Tercer Concurso Nacional de Anteproyectos Viviendas para la Villa Olimpica
Premio obtenido: 1º Premio
Promotor: Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Ministerio de Desarrollo Urbano
Oorganizador: Sociedad Central de Arquitectos
Auspicia: Federación Argentina de Entidades de Arquitectos
Año: 2014

sábado, 11 de octubre de 2014

Sunrise Kempinski Hotel




Solar and celestial iconography is really having a moment in the Gulf region, and more recently, such symbolic structures are rising in China. These iconographic buildings are meant to engage with the context around them and win the hearts and minds of the general public, who are sometimes stakeholders in the commissioning and approval process of the designs. Often they derive from local symbolic imagery, such as native plants or animals, or religious emblems.
This latest hotel in China, however, takes this phenomenon one step further. Beijing's Sunrise Kempinski Hotel by Shanghai Huadu Architect Design Co. is made to look like a rising sun, the symbol of China's quickly ascendant economy. This nationalist pride is manifest in many of their buildings, but this one also has a formal kick. The circular shape makes the building interact with the horizon, becoming part of a beautiful landscape painting.
The round 318-foot-high luxury hotel has 21 stories with 306 guest rooms and suites, and it took 9,300 construction workers two years to build. Emblematic of China's suburbanizing landscape, the hotel stands on the shore of Yanqi Lake, on the outskirts of Beijing. The facade contains 10,000 glass panels, lit up at night by hydroelectric-powered LED lights. The huge complex contains 14 restaurants and bars, two spas, a private marina, pagoda, recreational and fitness facilities, and a "kids club."
The team consulted with many parties about how to make it a beacon of Chinese culture on the international stage. Its entrance is shaped like the mouth of a fish, which in China represents prosperity, and its profile is of a scallop, the symbol of fortune. Kempinski Hotel joins MAD's horseshoe shaped Sheraton Huzhou Hot Spring Resort in the most recent iterations of Chinese iconography.





Premio Mejor casa Eslovenia




A house was designed to be a perfect host to an experienced couple and their list of expectations and personal preferences. With kids all grown up the parents namely transformed back into a pair. Kids will be back of course, but now only as visitors.


© Virginia Vrecl

LOCATION
A house lies on the slope beneath the mountains where the village’s tissues have grown into the greenery of meadows and fields. The house puts an end to one of the stellar limbs of village’s ground plan. It thoughtfully fades pointy ridges of mountains and typical alpine roofs into a smooth gradation of flat surfaces that reflect the plan of the ground. At the east end of the site intense green indicates a brook near by. On the north there’s a lonely apple tree bowing its crown into the prevailing wind direction. Everything there heads north.


Section

DESIGN
This one directional sight led to the creation of non-conflicting stream of house’s volume. It is long and thin. The house humbly follows the natural slope but does not get higher at any point. It keeps its volume proportion fixed in height all the way up giving it a distinctive, unique look.


© Virginia Vrecl

STRUCTURE AND LEVELS
All of its three levels are functional and continue in one single direction or flow. But, presumably natural vertical is in this case translated horizontal installation of volumes. The view from the porch opens into a clear, airy interior that gathers and keeps all of the sunrays from the south and transfers them deeper into the structure of continuous spaces. Different levels follow with only a few steps in between.


Floor Plan

USER EXPERIENCE
It is a house for two, but only a brief thought makes us understand, the two need just as much components to function as do four or six. The only difference is the frequency of use, path crossings and different timings of use especially in common spaces. The hall so became a special mix of storage, washroom, bathroom and bedroom free flux spaces that morph according to the way of use.


© Virginia Vrecl